Sorpresa dominical
Los domingos, muy temprano, salimos a correr.
Yo estoy preparado y Fusco no se despierta. Está de resaca.
En una ocasión me dijo que a veces necesitaba abandonarse para poder encontrarse.
Mientras me pongo el gorro y los guantes de lana pienso que me da igual que reviente. Hoy no lo saco.
Cuando me acerco a la puerta veo una nota bajo las llaves:
"El rencor es veneno para la razón".
Decido esperar.