A veces alguna vez
Si hay algo que todos sabemos que es malo sin necesidad de haberlo estudiado eso es el abandono. Porque lo de morirse puede que esté mal o tal vez no, pero; ¿qué sería de nosotros si nos olvidan en la gasolinera mientras vamos a comprar cinta aislante para reparar el enchufe de la lámpara del cuarto de estar?
El desamparo tiene su antídoto: el reconocimiento. Es el pánico al desabrigo lo que provoca que el niño prefiera una bofetada a ser ignoradom, el mismo miedo que empuja al guerrero a aceptar apresurado el ventajoso negocio que supone pagar el eterno reconocimiento con el exiguo precio de su propia vida.
Y mientras veo como la gente se apelotona sobre la arena Fusco se acerca a mi porque sabe que, como a él, a mi tampoco me gusta sentirme solo por mucho tiempo.