miércoles, diciembre 12, 2007

Nota a la luz de la luna




Entonces todo lo que me rodea se transmuta en una mancha desenfocada que sólo sirve para que tu rostro se defina un poco más.
Quiero decirte algo, pero las palabras entorpecidas tropiezan en mi garganta, ahogándome, provocando la parálisis de un largo silencio que grita desenfrenado con más elocuencia que los versos de cien poetas.
Amo.

Me miras y una corriente tenue, apenas perceptible, se evidencia en mil ramificaciones que alcanzan todas las células de mi piel. Me encojen, se expanden y siento como si toda la energía de un océano se concentrase en mi recorriendo en oleadas todo mi cuerpo.
Te amo.

Y al alejarte mi soledad se transforma en permanente compañía, porque sin estar no me abandonas y en tu ausencia me acompañas en la cruzada que es mi vida sintiendo la fuerza de un millón de ejércitos en cada uno de mis propósitos.

Te amo tanto.

Porque ahora que tú estás, yo vivo.


F.