Tú nunca pretendes hacer daño, pero lo haces
Camino. Camino con Fusco. Caminamos sin hablar. Solo pasos
Las pisadas provocan un sonido que se entrelaza con la brisa en trenzas agudas que se abrazan rodeando mi cabeza hasta llegar a los oídos.
La existencia reclama su obligado pago en cuota de entendimiento.
Y entender no supone aceptar y mucho menos acertar, pero que daría yo porque todo tuviese un final feliz
Miro a Fusco. Quizás la crueldad es el peaje de la verdadera amistad.
Y entonces me doy cuenta de que la ausencia de intención, siendo camuflaje suficiente para esconder la culpa, no basta para evitar el daño.
La brisa se crece en viento, inconsciente, y agita la rama del cerezo. La rama quiebra, cae y golpea la cabeza de la ardilla plateada. La ardilla muere.
Caminamos