Mensaje encriptado
A veces la paradoja nos sorprende, como la caída una nevada en el mes de mayo. Quizás todo sea un truco para obligarnos a sentar frente a una chimenea, encender el fuego y esperar a que las llamas den lugar a la parpadeante luz de las brasas, que aniquilando las palabras, despierta a la razón.
Y es entonces, tras unos minutos, cuando el crujido de la piña descompuesta remarca el silencio y la madera incandescente refleja el sol, que me doy cuenta de que por un instante el tiempo no existe y entonces, como si de de un perverso artificio se tratase, veo con claridad que todo es nada y que nada es todo.
Y tras permitir que el calor amigo nos alivie del peso de la bota húmeda, Fusco y yo, nos levantamos. Yo sonrío y él mueve el rabo; estamos contentos. Ninguno de los dos ha perdido la esperanza.
6 comentarios:
Mi duda es si las piñas arden bien, y aprovechando la fotografía te quería preguntar para mi blog sobre turismo rural que estoy preparando.
Luis Alfonso de B.
Pasada de foto, pasada de texto.
La nada y nada ( ninguna cosa )no son lo mismo,NADA no puede existir puesto que todo forma parte de la realidad,y por lo tanto existe y ya no es ( ninguna cosa ).LA NADA, en cambio si existe y es inseparable de la realidad, es la realidad que no conocemos.Si dejamos la mente en blanco,la única manera de logralo es viendo la nada, y para eso no hemos sido adiestrados.Se trata de conseguir ese punto en el que seamos capaces de mirar a la nada y verla
Fuego, lo más elemental lleva a lo elemental. Desde los confines del tiempo, fuego hipnotizador, fuego transparente, fuego parpadeante, fuego...
Fuego y tiempo son lo mismo y nada. ¿Todo y nada? Se consumen sin percepción. Hasta que...conciencia. ¿Fusco tiene conciencia de sí mismo?
Dios mío que profundo!
¿Y no será simplemente que el "amo" se ha dado cuenta de que algo que tenía por cierto, no lo es?
Una fotografía espectacular. El color del fuego es intenso, arropador, cálido, de gran intimidad. Invita a una larga jornada de silencio. Nada es necesario alrededor. El color del fuego y su sonido transporta a otra dimensión. Es sublime. Es un momento de trascendencia.
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