miércoles, enero 31, 2007

Surrealismo o la conjugación de lo aparente







En un campo de púrpura hierba, los hongos crecen con sus láminas hacia el cielo. Una larga cuerda recorre el paisaje. Cuelgan guerreras de tercipelo verde con adornos de cobre, esperando endurecerse con el viento helado para dirigir los gestos de húsares barbilampiños. En el horizonte, un caballo sin jinete gira en un tiovivo que no para, que no para, que no para. Y cuando la cuerda lo rodea sin apretarlo se anuda para seguir su camino hacia una luz apagada, luz negra que lejos de iluminar oscurece y acalla el ruido provocando el temor al silencio, el miedo a ser sólo uno, el terror a no ser ya.

-Lo mejor de la pesadilla es que hace que despertarse sea un regalo.

Fusco (Magister) dixit.

3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

En estas ocasiones, me alegra no soñar. La realidad aunque difícil, hace crecer día a día; A veces asusta. Los sueños, cuando no agradan, angustian y dan miedo porque no los gobiernas. Una vez despierto, agradeces y buscas a quien confiar tu horrible pesadilla.. porque no estás solo!!

11:27 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sueños,pesadillas,realidades como distingirlas. Solamente, cuando el viento del norte te golpea la cara y el alma

3:39 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy propio de Fusco encontrar algo positivo en una pesadilla.

A mi personalmente me parece una de las sensaciones más angustiosas que puedo experimentar, casi tanto como el temor al silencio, el miedo a ser uno sólo o el terror a no ser ya.

11:56 a. m.  

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