Luna de miel.
Esta mañana me he encontrado a Fusco bailando. La imagen no podía ser más sorprendente; con las patas delanteras en alto y abiertas daba saltitos sobre las patas traseras mientras las cruzaba, como si fuese Zorba el griego bailando sirtaki.
Me dijo que estaba escuchando "Luna de miel". Tuvo que aclararme - siempre me hace sentir como un zoquete - que los perros tienen un oído cuatrocientas veintiocho veces más fino que los humanos y que lo que él estaba escuchando era la música de la megafonía del centro comercial que está como a cinco quilómetros. A pesar de tanta explicación no perdío el ritmo ni un instante. Cuando reparé en su mirada cristalina y sus párpados caidos le pregunté que era lo que le provocaba tanta emoción.
- Cada amor tiene su banda sonora, amigo.
2 comentarios:
Tal vez por eso no he encontrado el amor en mis parejas: no tengo ninguna banda sonora para ellas.
Una pena, yo si.
Incluso no solo una banda sonora, un intérprete y una década.
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