martes, noviembre 20, 2007

Auto descubrí miento






Invierno caluroso. Paseamos por la playa, yo con las manos cruzadas a mi espalda. Fusco no tiene manos. La temperatura invita a mojar los pies. Marea baja. Me libero de los zapatos y me quito los calcetines. El agua está helada, pero uno se acostumbra con el paso del tiempo. Charlamos. Hablo.

- La conferencia no estuvo mal del todo. Yo estaba un poco nervioso, pero al cabo de un tiempo me hice con la situación. El tema lo tenía tan claro que sorprender a la audiencia no me costó demasiado. Los tiempos estuvieron absolutamente coordinados, y cuando miraba al público lo único que podía ver eran rostros de satisfacción y admiración. Creo que se me da bien.

Fusco no dice ni palabra mientras yo, a medida que me escucho veo como mis pies se hacen más y más pequeños. Continúo.

- Lo mejor vino al final, cuando el público se agolpó en el estrado para saludarme. Algunos decían que tenía una sugerente voz profunda, otros que con mi presentación había nacido un comunicador. Los más inteligentes alabaron el contenido de mi discurso.

Fusco ni mu, camina a mi lado mirando hacia la arena, mientras yo vislumbro brillos en el horizonte que ahora me parece tan cercano...

- Pienso que no me equivoco en mi interpretación si afirmo que la mirada de algunas de las asistentes al acto, sobre todo las más atractivas, denotaba un punto de euforia al creerse ante el hombre que, llegado el caso, podría hacerlas eternamente felices - me concentro - Estas cosas son las que le hacen a uno abrir los ojos para valorarse en su justa medida....

Fusco se decide a hablar sin dejar de mirar la arena.

- Supongo entonces que si ahora pisas una faneca no te hará daño su veneno.

- ¿Cómo?

- Si no es así, ¿de qué te vale toda esa historia?

Y diciendo eso se alejó corriendo lentamente tras de una gaviota, dejándome pegado a mis pies que volvían estar a la misma distancia de siempre.

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Qué te parece si, como mínimo, te sirve para sentirte satisfecho?

Es una sensación muy placentera la del éxito, siempre que dispongas de un Fusco que no te permita distanciarte de tus pies.

PD. Ese perro tiene que estar deseando que encuentres a un buen terapeuta. Se pasa la vida recuperando a tu ego del suelo de tu portal o de las nubes de tu fantasía.

12:29 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Si las mujeres que se acercan lo hacen porque tienes éxito, no merecen la pena. No por su interés sino recuerda actracion fatal

11:01 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bueno lo del perro. En el fondo todos somos asi, salimos del agujero para subir a la cima, sin darnos cuenta que donde se esta mejor es a mitad de camino, que es en donde casi siempre estamos.

11:03 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Las mujeres no se acercan porque él tenga éxito sino que, parte de su éxito, es que las mujeres se le arriman creyendo que podría ser capaz de hacerlas eternamente felices.

(Al menos yo, lo he entendido así).

¿Interesadas? ¡Claro! ¿Por qué no?
Preséntame tú a un candidato que me sugiera lo mismo y no me limitaré a acercarme: lo secuestro directamente.
Me gustó mucho más "Átame" que "Atracción fatal".

8:51 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola, es bonito elegir este tema de tu conferencia para escribir. Pero...¿a estas alturas necesitas esto para explicar lo que dices? Sinceramente creo que no. Tu voz, y más que ésta su acompañamiento gestual, es decir: mirada y sonrisa
juntas entre pícaras y sensuales. El comunicador no nació ese día...ya tiene tiempo. Y los contenidos los desconozco esta vez, pero me fio de la inteligencia. ¿Qué mujer puede resistirse a todo esto?...no se lo preguntes a Fusco. Fantasia

12:14 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio